En cierta ocasión, nos encontramos en la Calle Cruz Conde con mi amigo Manolo Figueroa y mi mujer , como siempre que lo ve comenzó a lanzarle piropos y a darle besos, sin importarle la gente que pasaba y que iba acompañado de dos compañeros del banco. Manolo, algo acharado por las efusiones de mi mujer, por otra parte normales con Figue, solo se le ocurrió decirle a sus compañeros a modo de excusa: "perdonadla, es que se le ha ido la cabeza..."
Hoy hemos enterrado a nuestro amigo
Es el momento de recordar y recordarle como era él: sencillo, amable, agradable y amante de su familia y amigos: Creo que lo mejor que puedo decir de él es que vivio trabajando y amando a su mujer y sus tres hijos, y cuidando de ellos hasta el final de sus días, sin importar otros avatares que los de sacar su familia adelante.
Cuando un amigo se va para no volver nos hace pararnos en nuestra loca carrera por la vida y recapacitar en la vacuidad de nuestras vidas que intentamos llenarlas con vanalidades, con pequeñas insidias, con tontas discusiones: aferrándonos a lo terrenal sin darnos cuenta de que todo es pasajero y que la muerte al final nos iguala en todo, por mucho que queramos mas y mas.
Y mañana volveremos a pensar que la vida sigue, y volveremos a luchar por vanalidades, olvidándonos de nuestra propia frágil contingencia.
No se si hay otra vida después de esta, espero que si, pero al menos existe la memoria. Y Manolo permanecerá en mi recuerdo y en el de todos los que le conocimos y queremos, para recordarnos una y otra vez lo debe tener mas importancia en nuestras vidas: La familia y la amistad.
Todo lo demás es superfluo.
Descansa en paz. amigo Figue.
SI QUE ERA UNA GRAN Y BELLISIMA PERSONA Y COMO HAS COMENTADO SOLO VIVIA PARA SACAR ADELANTE A LOS SUYOS. SEGURO QUE DESDE ARRIBA NOS MANDA FUERZA PARA SEGUIR AYUNDADO A LOS SUYOS. UN ABRAZO.
ResponderEliminar(J.C.)