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lunes, 12 de diciembre de 2011

EL SINDROME DE LA FELICIDAD DIFERIDA



Estamos ya en una edad en la que ves pasar por tu lado amigos y conocidos que se van para no volver y que como tu  pusieron todas sus ilusiones en un futuro feliz, que al final no ha llegado.

Y entonces comprendes que tienes síntomas compatibles con el “síndrome de la felicidad diferida”

No se trata de una nueva enfermedad rara, ni es algo que haya surgido de la nada o del estudio empírico de avezados sabios e investigadores.

Hoy día todo lo que suene a alteración psicológica se agrupa entre los síndromes, y hace poco estuve oyendo a una psicóloga de éste que como digo no es tan raro ni tan nuevo: No es raro porque en nuestro tiempo adquiere tintes de pandemia: La gran mayoría vamos dejando  nuestra felicidad de un día para otro. Diariamente oímos frases como “ya disfrutare cuando llegue la hora de la jubilación, algún día tendré dinero y entonces seré feliz”…

Y tampoco es nuevo. Ya desde Ausonio   se desarrolla el tópico literario del “collige , virgo, rosas”, que incita a gozar del día a día, o el “carpe diem” de Horacio, que lo recogen ya grandes poetas como Garcilaso o Góngora.  Aunque tampoco hay que recurrir a la literatura para desarrollar este tópico: en Palma se usan varias  frases  que vienen a desarrollar la misma idea esencial:

·         “Cuando seas Padre, comerás Huevo”: Hay un tiempo para cada cosa y también hay un tiempo para ser feliz. No te adelantes a tu tiempo, y en sentido contrario:

·         “Vas a perder el cielo por ganar la gloria”, que en su sencillez es tan meridiana que no requiere aclaración.

Y es que la felicidad es un elemento esencial del ser humano, piedra angular sobre la que giran otros muchos conceptos y que sin embargo  posponemos  hasta otro momento que a veces no llega, transformando diariamente la felicidad por mera ilusión que podrá o no podrá ser.

Pero por mucho que conozcamos la teoría y en nuestro fuero interno sepamos que estamos desperdiciando el presente, seguimos posponiendo uno de los elementos esenciales de la condición humana. Confiamos mas en el futuro  que es incierto y no aprovechamos el presente que por definición es fugaz, instantáneo, etéreo.

No quiero seguir  abundando en este concepto pero si quiero dejarte dos pensamientos para que los madures.

El primero es de Buda:

Los hombres que pierden la salud por ganar dinero, luego pierden el dinero por recuperar la salud. Por pensar ansiosamente en el futuro, pierden el presente, de modo que acaban por no vivir ni el presente ni el futuro. Viven como si nunca fueran a morir, y mueren como si nunca hubieran vivido.

Y el segundo es muy alejado del anterior, pero llega al mismo fin por distinto camino:

 La memoria es ficción. Todos intentamos  desesperadamente vencer la condición fugaz de la existencia; atrapar los momentos antes de que se desvanezcan, despejar la confusión del pasado: El presente no existe y el futuro es incierto. Cada instante desaparece en un soplo y al punto se convierte en pasado. La realidad es efímera y migratoria, pura añoranza de lo que fue o quizás pudo haber sido.

Isabel Allende “Retrato en sepia”

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