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domingo, 31 de marzo de 2013

SIN INCIENSO NI AZAHAR



Hay varias imágenes sensuales que guardo  entre mis mejores recuerdos de la Semana Santa palmeña:

El bullicio en las calles corriendo  tras la procesión  de esquina en esquina para   verla repetidamente.


El olor del incienso litúrgico mezclado con el  sensual azahar de la primavera palmeña que lo inunda todo, hasta el punto que el pasado año hacia desde estas páginas un ejercicio, o mejor un intento de descripción de las sensaciones que destapa en mi esta mezcla,


Las esquinas sembradas de cascaras de pipas de girasol para hacer mas llevadera la espera.

Los primeros calores de la primavera   que reavivan mis recuerdos  ya lejanos cuando veo a las primeras adolescentes en grupo perseguidas, sin querer  cogerlas, pero sin querer abandonar la persecución , por chavales  que  comienzan a rendir culto al amor.

Las voces de animo del capataz,
Los nazarenos en orden
El repiqueteo machacón de los tambores, solo roto  por alguna saeta  desde un balcón...

...El estallido primaveral de olores, colores y pasiones...

         Pero nada de esto ha ocurrido en esta Semana Santa, en la que todos los elementos parecen haberse conjugado para que  no haya pasión mas que en el llanto de los cofrades  que asisten atónitos y acongojados a la huida hacia la seguridad del templo ante la lluvia  que no es que lo haya deslucido todo, es que ha impedido  que en el 2013 haya Semana Santa.

Hay adjetivos   que parecen unidos   directamente a un determinado sustantivo. Cuando hablamos de sequía siempre  se le añade  "pertinaz" en el sentido de   "duradera" e incluso "terca". Pues bien   la sucesión de borrascas que nos asola, la lluvia pertinaz, terca, tozuda, insoportablemente duradera que nos ha perseguido durante todo este mes  que ya se despide parece que esta consiguiendo no solo que perdamos los andaluces una de nuestras señas de identidad costumbrista como es   el ambiente  y la liturgia popular y barroca de nuestra semana grande, sino  que nos está hundiendo poco a poco en
la depresión, el aburrimiento  y la apatía que crece en la misma proporción que la verdina cubre nuestros tejados.

Esto cada vez mas parece Galicia:

No ha habido incienso en las calles.
El azahar está atrasado y a estas alturas aún pugna por salir de los naranjos que han tenido la suerte de no perecer bajo las aguas crecidas del Genil.
No  tengo el regusto saladito de las pilas de girasol y  las niñas  huyen sin querer huir de los chavales, pero aún cubiertas por abrigos  y chubasqueros.
Las calles están desiertas.
No hay capataces, ni nazarenos, ni tambores, ni pasos... 
Solo ,  humedad ambiente gris y agua mucha agua...

Necesitamos sol,  que la primavera estalle y que nos inunde de calor!

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